sábado, 24 de marzo de 2012

Pátzcuaro



En la antigüedad era la tierra de los indígenas que se nominaban a sí mismos purépechas, también conocidos como tarascos. Pátzcuaro se encuentra categorizado por la Secretaria de Turismo como uno de los Pueblos Mágicos..
La etimología ha sido objeto de muchas discusiones. Se dice que es "Lugar de piedras" y también "Lugar de Alegría" Su nombre original fue Tzacapu-ansucutin-patzcuaro, que se traduce como "puerta del cielo" o "lugar donde se hace la negrura"

HISTORIA

Pátzcuaro fue una de las primeras ciudades que fundaron los purépechas, hacia el año 1300. La tradición cuenta que fue fundada por Curatame y que luego fue convertida en el centro religioso y ceremonial del pueblo purépecha por Tariácuri. En 1522, al momento de la llegada de los españoles, la capital se había trasladado a Tzintzuntzan, y subsistía en Pátzcuaro solamente un centro ceremonial escasamente poblado.
Según la tradición, a Pátzcuaro arribó el enviado de Hernán Cortés, Cristóbal de Olid, y tuvo lugar el sometimiento del cazonci Tangáxoan Tzíntzicha. Años más tarde se otorgó el gobierno de la Nueva España al presidente de la Primera Audiencia, Nuño Beltrán de Guzmán, hombre duro e intransigente que oprimió y maltrató a los indígenas. Los hechos trascendieron y llegaron a oídos de las autoridades en España. Como consecuencia, en 1533 llegó a Michoacán el oidor Vasco de Quiroga, quien posteriormente sería nombrado obispo. Este personaje supo hacerse con la situación y entender a los habitantes, y se dedicó a ayudarles con sentido de justicia y con inteligencia. De esta manera pudo salvarles de la situación en que se hallaban. Ayudó a los niños especialmente, y además fundó poblados nuevos, enseñando en escuelas a desarrollar y promocionar sus artesanías vernáculas y tradicionales. Los indios supieron enseguida que contaban con alguien en quien poderse fiar y comenzaron a llamarle con el apelativo cariñoso de Tata Vasco.
En 1539 Quiroga trasladó la capital civil y la sede episcopal a Pátzcuaro, ocupándose asimismo de reconstruirla y repoblarla. Su estatua se encuentra en la Plaza Grande o principal.
En la plaza de San Agustín puede verse la estatua de Gertrudis Bocanegra, un personaje histórico de gran trascendencia para la gente de Pátzcuaro. Fue una mujer criolla que se unió junto con su marido y el cura Miguel Hidalgo a la causa de la Independencia de México. Gertrudis se introdujo como espía en un grupo de seguidores realistas, con resultados importantes para la causa. Su labor fue muy eficaz. Una vez descubierta fue ejecutada por un pelotón de soldados.
En el siglo XXI los pobladores de Pátzcuaro basan su economía en la pesca, la agricultura y la artesanía, famosa en todo el país, produciendo una bella alfarería, cestería y artículos lacados, todo como en tiempos del obispo Tata Vasco.
Además de todo lo anterior se recibe la visita de turismo nacional e internacional, principalmente los días 1 y 2 de noviembre, además de la Semana Santa. Patzcuaro aprox cuenta con 87 794 habitantes.




El Día de Muertos es una alegre celebración, pero la Noche de Muertos se torna lúgubre al sonar de las campanas. Todos empiezan a aparecer, vestidos de negro, con ofrendas, dulces y panes que dejan sobre las tumbas, donde se sientan a llorar y rezar por sus muertos. 

Según la leyenda, Mintzita era hija del Rey Tzintzicha e Itzihuapa era hijo de Taré y príncipe heredero de Janitzio. Su gran amor se vio frustrado por la llegada de los españoles conquistadores, quienes tomaron prisionero al padre de Mintzita. Itzihuapa intentó extraer el tesoro que se encuentra en el fondo del lago para intercambiarlo por la libertad del Rey Tzintzicha, pero fue sumergido y atrapado por las almas de los veinte remeros que resguardan el tesoro en las profundidades, convirtiéndose en el vigésimo primer guardián. En la Noche de Muertos, todos los guardianes del tesoro despiertan y suben la cuesta de la isla. Los Príncipes Mintzita e Itzihuapa van al panteón para recibir las ofrendas de los vivos. 

Durante toda la noche se hace sonar la campana colocada en la entrada del panteón para convocar a las almas a la gran ceremonia y en toda la isla se escuchan los cantos purépecha implorando por el descanso de las almas ausentes y la felicidad de los vivos. Participar en este evento ha sido un deber sagrado durante siglos para los habitantes de la isla.

Para quienes visitan la isla en esta noche tan especial se recomienda disfrutar el concierto en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud y ver la puesta en escena de Don Juan Tenorio, en el Exconvento Franciscano. 

Los purépecha son generosos y permiten que los foráneos se acerquen a sus tradiciones pero la mejor forma de sentirse parte de la comunidad es llevando alguna ofrenda como pan, flores o velas.



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